Pancho
Villa invade a los Estados Unidos
La batalla
de Columbus (09.03.1916) y la "Expedición Punitiva"
Prólogo
En la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos, se produjeron varias veces
desencuentros y enfrentamientos muy importantes. El desarrollo capitalista implicó la conversión de Estados Unidos en una potencia transcontinental mediante la negociación territorial con Inglaterra, la compra de territorios a Rusia, Francia
y España, y el despojo de territorios a México. En 1836, por medio del estímulo a elementos filibusteros, Texas fue cercenada de México; en la guerra de rapiña de 1846-1848, Estados Unidos arrebató a México
Arizona, California, Nuevo México, Nevada, Utah, y fracciones de otros estados; y en 1853 “compró” la Mesilla.
En el curso de la Revolución mexicana, el imperialismo norteamericano participó activamente en el derrocamiento del gobierno democrático de Francisco I. Madero, y luego
de derrotado el gobierno golpista de Victoriano Huerta, facilitó la actividad en su suelo de elementos reaccionarios como Félix Díaz y otros conocidos derechistas. El 21 de abril de 1914 el gobierno de Estados Unidos, con Woodrow
Wilson como presidente, realizó la ocupación del puerto de Veracruz. Durante 1914 y 1915, este mismo gobierno estadounidense intervino directamente en la lucha entre facciones revolucionarias después de la renuncia de Huerta, apoyando
abiertamente a los constitucionalistas (Venustiano Carranza) que mejor servían sus intreses, contra los convencionistas (Francisco Villa y Emiliano Zapata). Entre marzo de 1916 y febrero de 1917, este mismo gobierno estadounidense realizó
una intervención militar en México, conocida como "Expedición Punitiva", con el pretexto de perseguir a Francisco Villa después de su ataque de Columbus, apresarlo y liquidarlo. Sin embargo, los objetivos reales eran otros:
sabotear e impedir la promulgación de leyes sobre materia laboral, religiosa, agraria y petrolera, en definitiva poner la mano sobre las enormes riquezas de México convirtiéndolo en un estado vasallo. Al mismo tiempo, esta operación
representaba una excelente ocasión de preparación para la inminente participación de EE.UU. en la Primera Guerra Mundial.
Estos objetivos fueron entonces aniquilados por el patriotismo mexicano.
1. La Batalla de Columbus
La Batalla de Columbus es un enfrentamiento entre las tropas revolucionarias de Pancho Villa
y un destacamento de caballería del ejército estadounidense que tuvo lugar en el poblado de Columbus, Estado de Nuevo México, la madrugada del 9 de marzo de 1916. Columbus se localiza a unas 3 millas de la frontera mexicana.
Dos años antes, el ejército villista había derrotado a los ejércitos federales
del dictador Victoriano Huerta que se exilió en París. Huerta entabló conversaciones con el káiser Guillermo II de Alemania en las que recibió una fuerte suma de dinero para
que lanzara una contrarrevolución a cambio del petróleo que tanto necesitaba Alemania en la Primera Guerra Mundial. Junto con el dinero, el káiser también le proporcionó a Huerta más de doce millones de municiones
de fusil Mauser. Huerta solicitó al Departamento de Estado un permiso y salvaconducto de Nueva York a El Paso (Texas). Los estadounidenses se lo concedieron, pero en cuanto llegó a Nueva York Huerta es arrestado, le confiscan el dinero
y sus 12 millones de balas Mauser. Huerta es trasladado a la cárcel militar de Fort Bliss (Texas), donde se cree que falleció por una inyección letal puesta por agentes del Servicio Secreto de los EE.UU. Pronto también se le ordena
al cuerpo conocido como los Texas Rangers que maten al caudillo revolucionario Pascual Orozco quien, habiendo cambiado de chaqueta, se encontraba en Texas esperando la llegada de Huerta. Los Rangers mataron a Orozco en una
emboscada en las cercanías de El Paso. En un rancho cercano a El Paso, llamado Canutillo, los estadounidenses inutilizaron las municiones de Huerta. Éstas terminan en manos del principal proveedor de armas del General Villa, un negociante y traficante
de armas judío llamado Samuel Ravel, con la condición impuesta de que no se lo vendiera a nadie más que a Villa.
Sin embargo, en cierto grado, Francisco Villa y los Estados Unidos parecían llevarse bastante bien desde el principio. Villa beneficiaba de la simpatía de la administración del Presidente
Woodrow Wilson que le otorgaba facilidades para conseguir armas y municiones. En varias ocasiones Villa había sido recibido en los EE.UU. como una celebridad. Incluso se habla de un contrato firmado por Villa con una compañía
de Hollywood concediéndole la exclusividad de filmar sus batallas. Los norteamericanos se reunían para ver al famoso luchador mexicano que estaba abanderando la libertad de su pueblo. También existía una unidad de norteamericanos
reclutados en la famosa “División de Norte” que fue el ejército que comandó Villa en la Revolución. Irónicamente, Villa también fue fotografiado en territorio norteamericano de pie al lado de su
amigo el General John Pershing (véase foto a continuación), el mismo Pershing que un día estaría tratando de matarlo...
La importancia que los Estados Unidos le conceden a Villa se expresa en la presencia de George C. Carothers como cónsul especial acreditado ante
la División del Norte, distinción que no se les extendió a otros jefes revolucionarios. Sin embargo, pronto los estadounidenses cambiarán de posición y esto resultará fatal para Villa. La decisión de
apoyar a Venustiano Carranza y no a Francisco Villa en la lucha para la conquista del poder en México fue tomada tras las demandas del gobierno del presidente Woodrow Wilson pidiéndole a Villa y a Carranza que cedieran a EE.UU.
el territorio de la Baja California. Villa se negó en rotundo en un acto de patriotismo, mientras que Carranza aceptó con la intención de consolidar su precario poder con el apoyo de Washington. Entonces Washington optó apoyar aquel
de los jefes revolucionarios mexicanos quien mejor serviría a los intereses de los EE.UU.
Villa compró al traficante de armas Samuel Ravel las municiones Mauser defectuosas que le hicieron fracasar en la famosa Batalla de Celaya (06 – 15.04.1915), en la cual perdió gran parte de su ejército.
En esta batalla se le unió al comandante de las fuerzas constitucionalistas Álvaro Obregón el poderío de EE.EE. mediante el abastecimiento de abundante armamento sofisticado norteamericano y de consejeros
para utlizarlo. Las repetidas cargas violentas de la caballería villista contra las trincheras de Obregón se estrellaron con fuertes bajas ante el fuego nutrido de las ametralladoras Gatling de nueva generación[1],
cuya potencia sorprendió a Villa. Villa tuvo que retirase y Obregón resultó vencedor.
Después de su derrota militar en Celaya, Francisco Villa se replegó a Aguascalientes. Tras ello le sucedieron una serie de más derrotas (Trinidad, León, Aguascalientes, Agua Prieta, Alamito…), por no haber seguido los consejos
de cambio de estrategia de su consejero el General Felipe Ángeles. Esta serie de derrotas militares que sufrió Villa empeoraron su situación financiera. Comerciantes y especuladores chihuahuenses y extranjeros, así
como grandes compañías estadounidenses, crearon un caos económico con grandes consecuencias sociales. Acapararon las mercancías y retiraron de la circulación monedas de plata, al tiempo que deshacían el papel moneda
emitido por el gobierno de Villa dos años atrás, mismo que habían atesorado al suponer que él sería el triunfador de la revolución. A fines de 1915, el presidente Wilson reconoció al de Carranza como gobierno
de facto en México, procediendo al intercambio de embajadores y prohibiendo la venta de armas y munciones a fuerzas armadas contrarias al constitucionalismo, medida que encolerizó a Villa ya que era el principal afectado por esta medida.
El rápido viraje de Wilson hacia Carranza, preocupo profundamente a Villa, porque creyó que este reconocimiento implicaba un pacto iminente entre Carranza y Wilson que pondría en peligro la soberanía nacional.
También Villa estaba enfurecido en contra de los EE.UU. por el permiso y facilidades concedidos para el tránsito
por territorio norteamericano de refuerzos carrancistas y por el uso que se hizo de faros gigantes alimentados con energía eléctrica estadounidense para repeler el ataque nocturno de las tropas villistas al pueblo fronterizo de Agua
Prieta, en Sonora, el 1 de noviembre de 1915. A pesar de la oscuridad de la noche, los reflectores de las tropas constitucionalistas al mando del General Plutarco Elías Calles se encendieron y alumbraron abundamente el campo
de batalla. La caballería de Pancho Villa no pudo llegar a la primera línea de trincheras y fue aniquilada por el fuego de las ametralladoras y las minas que se habían plantado. Esta batalla fue un triunfo muy importante de los constitucionalistas,
ya que contribuyó a establecer el dominio territorial de casi todo México por parte del Jefe de Estado Venustiano Carranza (véase mapas a continuación). El 20 de diciembre del mismo año, Villa disolvió
lo que quedaba de la gran División del Norte y se despidió de sus hombres, dejándolos en libertad para regresar a sus hogares. Con quienes que no quisieron abandonarlo, se dedicó a hostilizar al gobierno de Carranza mediante
toma momentánea de ciudades. De su parte, los estadounidenses acentuaron su presión sobre Villa impidiendo el paso fronterizo de pertrechos y congelando sus cuentas en el “Colombus State Bank”.
Ante su creciente dificultad y necesidad de abastecerse con armamento y municiones, Villa mandó al coronel Candelario
Cervantes a Columbus a encontrar al traficante de armas Samuel Ravel y pedirle cuentas por las municiones defectuosas que le había vendido a cambio de sumas fuertes en oro y plata. Villa le exigió que le devolviera el dinero o que remplazara
el material defectuoso. Samuel Ravel, creyéndose sano y salvo en Estados Unidos, dio conocer al coronel Cervantes su rotunda negativa a la exigencia de Villa acompañada del menosprecio "que el ya no iba a tratar más con bandidos mexicanos…".
Por todas estas razones Villa planeó su represalia. El 10 de enero de 1916, en Santa Isabel,
Chihuahua, dio muerte a 18 empleados estadounidenses de la compañía minera ASARCO que viajaban en un tren. Además, Villa concentró gran parte de sus tropas en la hacienda de San Jerónimo y les dijo que planeaba atacar a los
Estados Unidos. La principal razón que les dio fue el pacto secreto entre los Estados Unidos y Carranza, pacto que se le había ofrecido a él - dijo- en Guadalajara pero que había rehusado a firmarlo. Juan Caballero, participante
en el ataque, reveló posteriormente que Villa había decidido atacar primero a Presidio, o a El Paso, Texas, pero que debió cambiar sus planes siendo temeroso de que desertores revelaran sus intenciones a los norteamericanos. En lo subsecuente,
Villa se volvió extremadamente reservado con el nombre del pueblo que planeaba atacar. Fue solamente al llegar a Columbus, de que sus hombres se dieron cuenta del lugar al que se dirigían.
No está muy claro por qué Villa escogió como blanco a Columbus. Pudo desearlo para - aprovechando el ataque - arreglar
viejas cuentas con el Columbus State Bank que se negó a pagar unos cheques expedidos por el General o probablemente quiso vengarse del traficante de armas Samuel Ravel, quien le había vendido municiones defectuosas, o quizás esperaba
conseguir allí dinero y abastecimientos. Sin embargo, todas estas consideraciones fueron tomadas en consideración para seleccionar el punto geográfico de su ofensiva, pero ninguna de ellas constituyó su principal motivo para desencadenar
el ataque a los Estados Unidos, sino su firme convicción de que Carranza había vendido a México a los Estados Unidos.
En favor de esta afirmación milita una carta que se encontró en la bolsa de uno de los mexicanos caídos en el ataque de Columbus y en la que Pancho Villa le proponía a Emiliano
Zapata unir todas las fuerzas mexicanas para invadir Estados Unidos. El documento permaneció oculto hasta 1975, cuando fue redescubierto en aquel país. Un fragmento de la carta decía:
…“ Por lo anterior vera Ud. que la venta de la patria es un hecho, y en tales circunstancias y por las razones expuestas anteriormente, decidimos no quemar un
cartucho más con los mexicanos nuestros hermanos y prepararnos y organizarnos debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras y hacerles saber que México es tierra de libres y tumba de tronos, coronas y traidores.
Como Ud. Es mexicano honrado y patriota, ejemplo y orgullo de nuestro suelo y corre por sus venas sangre india como la nuestra, estoy
seguro de que usted jamás permitirá que nuestro suelo sea vendido y también se aprestará a la defensa de la patria.
Como el movimiento que nosotros tenemos que hacer a los Estados Unidos solo se puede llevar a cabo por el Norte, en vista de no tener barcos, le suplico me diga si está de acuerdo en venirse para acá con todas sus tropas
y en qué fecha, para tener el gusto de ir personalmente a encontrarlo y juntos emprender la obra de reconstrucción y engrandecimiento de México, desafiando y castigando a nuestro eterno enemigo, al que siempre ha de estar fomentando los
odios y provocando dificultades.”
Sin embargo, todo parece indicar que Zapata nunca tuvo esta carta en sus manos.
El día 18.02.1916, Villa salió de la Hacienda de San Jerónimo con 589 hombres
para invadir a los EE.UU., que no había sido atacado en su propio territorio desde el fin de la guerra anglo-estadounidense de 1812. Tras el regreso de las patrullas villistas con información de que el poblado era defendido sólo por una
treintena de soldados, a las 4:11 antes del amanecer del 09.03.1916, las fuerzas villistas al mando de los Generales Nicolás Fernández, Pablo López, Francisco Beltrán y Candelario Cervantes cruzaron la frontera
y, al grito de "Viva Villa", atacaron Columbus sobre dos frentes: uno hacia las barrancas del campamento Furlong, el otro hacia el centro del poblado. Para proteger su retirada, Villa y dos docenas de sus hombres tomaron posiciones en
una colina del lado mexicano de la frontera con vista a Columbus. Allí los villistas lucharon contra los estadounidenses y frenaron su persecución en el territorio mexicano al finalizar el ataque de Columbus.
Los jinetes de Villa lograron acercarse al poblado sin haber sido percibidos por el medio de un arroyo seco y aniquilar
a los guardias norteamericanos con armas blancas. Por desgracia para los villistas, la guarnición disponía además de un destacamento de 330 efectivos pertenecientes al 13 Regimiento de caballería al mando del coronel Herbert
J. Slocum que no fueron identificados por la patrulla villista. Pero la noche del ataque, Slocum y varios otros oficiales abordaron el tren para asistir a un baile en Deming a unos 55 km al norte de Columbus, para no volver hasta mañana. El teniente
Castleman se hizo cargo del campamento Furlong como oficial del día e inspeccionó la patrulla fronteriza después de la venida abajo de la bandera.
El ataque villista duró un poco más de dos horas. Las tropas estadounidenses en el campamento Furlong no fueron rápidas en responder. Llaves de las cerraduras protegiendo las municiones
almacenadas aparentemente se perdieron, así las cerraduras tuvieron que ser rotas para acceder al armamento necesario. Muchas de las ametralladoras se probaron incorrectamente instaladas y defectuosas. Finalmente, después de una hora y media
de combates, las tropas estadounidenses fueron capaces de responder al ataque con fuego cruzado asesino. Una ametralladora al mando del teniente primero y más tarde el General John P. Lucas disparó más de 20.000 proyectiles contra los
hombres de Villa. También, los habitantes del pueblo de Columbus estaban bien armados.
Gran parte del poblado fue devastado en la lucha. Los villistas fueron de casa en casa buscando al traficante de armas traidor Samuel Ravel. No lo encontraron porque, afortunadamente para él, el día anterior Samuel Ravel se había
trasladado a El Paso, Texas, pues tenía una cita concertada con su dentista. Pero sí encontraron a su hermano menor de 12 añitos (Arthur) al que dejaron huirse. Sin embargo, el hermano mayor (Louis) de la familia Ravel fue llevado
a Chihuahua y allí fue fusilado. Los villistas arrasaron la casa del Samuel Ravel y su tienda (Ravel Brothers Mercantile), quemaron un hotel (Comercial) desde donde los civiles les disparaban y mataron a ocho militares estadounidenses
y diez civiles (entre ellos dos mexicanos representantes del Consulado mexicano en El Paso). Los villistas confiscaron 80 caballos, 30 mulas y trescientos fusiles de la guarnición, sustrajeron dinero del banco y de la oficina de correos
y telégrafos y saquearon casas y comercios. En contrapartida, 73 villistas murieron en el ataque y siete fueron hechos prisioneros, de los cuales 2 fallecieron por sus heridas y los cincos sobrevivientes fueron ejecutados más tarde en la horca.
Los cuerpos de los muertos villistas fueron reunidos fuera de la ciudad, apilados como leña, rociados con gasolina y quemados. Curiosamente, fueron los civiles y no los militares norteamericanos los que causaron la mayor parte de bajas a los villistas.
2. La "Expedición Punitiva"
Como respuesta a esta acción de Villa, Wilson ofreció una recompensa de 5.000 $ por su cabeza y envió a México la "Expedición Punitiva",
encabezada por el General John Joseph Pershing (apodado “Black Jack”), que oficialmente iniciaría el 14 de marzo de 1916 y concluiría el 17 de febrero de 1917. El propósito de la intervención
estadounidense en el norte de México era capturar a Villa para ajusticiarlo en EE.UU. como un bandido cualquiera. Inicialmente, la expedición pretendía reunir una fuerza de 25.000 hombres contra Villa, pero ante el escaso interés
de voluntarios, se limitó finalmente a unos 6.000 soldados. La Expedición Punitiva se integraba, al principio, con la 1ª Brigada, al mando del coronel James Lockett, compuesta por el 11º Regimiento de Caballería, el 12º
Regimiento de Caballería y un Batallón de Artillería de campaña; la 2ª Brigada, al mando del coronel John J. Beacon, compuesta por el 6º Batallón de Infantería, el 16º Batallón de Infantería,
dos Compañías de Ingenieros, una Compañía de Ambulancias, un hospital de campaña, un cuerpo de señales, un escuadrón aéreo y dos Compañías de Transportes. Tiempo después, estas unidades
fueron reforzadas convenientemente llegando hacia las últimas fases de la Expedición Punitiva hasta 20.000 hombres. Además, en una audaz adquisición de 550 vehículos comerciales valorados en 460.000 dólares,
el Departamento de Guerra de EE.UU. formó veintidós compañías de camiones y carros blindados que las puso en la disposición de la "Expedición Punitiva" con el objeto de probar y mejorar nuevas armas y medios
de la guerra moderna, y preparar a sus tropas y mandos para conflagraciones futuras, que - en el caso de 1916 - perseguían el fin de intervenir en la I Guerra Mundial. Sin embargo estos vehículos pertenecían a 128 tipos
diferentes, factor que redujo su eficacia por la dificultad de obtener repuestos.
Dos
días después del ataque de Villa a Columbus, el cónsul norteamericano en Ciudad Juárez, Thomas Edwards, notifica al General Gabriel Gavira al mando de las fuerzas constitucionalistas, que las tropas de Estados Unidos entrarán
en territorio mexicano a perseguir a Villa. Una columna al mando del General Pershing, compuesta por 3 mil hombres, 28 piezas de artillería, 200 ametralladoras y un escuadrón aéreo sobre automóviles, entró por Palomas a México
cantando el “Oh Susanna”, sin encontrar resistencia alguna, ya que contaban con la connivencia de Carranza. Otra penetró cerca de Ciudad Juárez. Por su parte, Carranza ordenó la salida de 2.500 soldados carrancistas
con el mismo objetivo. A pesar de esta doble persecución, en septiembre de 1916 Villa toma sorpresivamente Chihuahua y lanza un manifiesto en donde anuncia la expropiación de las empresas mineras y ferroviarias extranjeras. Después toma
momentáneamente Torreón.
La búsqueda de Villa llevaría a las
tropas americanas unas 400 millas adentro de México, llegando al sur hasta la ciudad de Parral dónde, después de una escaramuza en la que protagonizaron la maestra y los alumnos de una escuela infantil, retrocedieron a sus bases
en el norte de México. Los soldados de Pershing tuvieron que soportar el sofocante calor y el frío que se cuela hasta los huesos cuando recorrieron los desiertos salvajes y las altas montañas del inmenso estado de Chihuahua, tras
la búsqueda de los invasores villistas. Típicamente, los Estados Unidos enviaron a la primera línea tropas de color (negros) - conocidos como «Buffalo soldiers» ("soldados del búfalo") - para hacer el trabajo
sucio, mientras sus compatriotas de color blanco se quedaban detrás en relativa seguridad. Estos soldados fueron más tarde devueltos como poco menos que héroes a fracasar la Expedición Punitiva.
Pershing mantuvo las tropas estadounidenses en México durante once meses en los cuales ellas nunca encontraron a Villa.
El general mexicano se había volatilizado en el inmenso territorio del norte de México y ocasionalmente se refugió en una cueva en la sierra Tarahumara recuperándose de una complicada herida de bala que había recibido en
la rodilla. La expedición hizo contacto 8 veces con formaciones Villistas y ganó la mitad de los enfrentamientos matando a dos de sus generales [2] y cerca
de 160 de sus hombres, fracasó en sus principales objetivos, es decir parar las incursiones de frontera - que continuaron mientras que la expedición estaba en México - y capturar a Villa. En lugar de luchar en contra
de Villa, encontrarlo y eliminarlo, tal como estaban intentando hacerlo, el ejército norteamericano en cambio se complicó enfrentándose en dos ocasiones con las fuerzas de Carranza, la 1ra el 12.04.1916 en la batalla de Hidalgo del Parral
(que ya se comentó anteriormente) , la 2nda el 21.06.1916 en la batalla de Carrizo (El Carrizal), un poblado en unos 128 kilómetros al sur de Ciudad Juárez que resultó en una derrota humillante de la Expedición Punitiva.
En el Carrizal, el Capitán Charles T. Boyd al mando de un escuadrón del 10° Regimiento de caballería (“Buffalo soldiers”) intentó forzar su paso a través de las líneas mexicanas tenidas por
el Teniente Coronel Rivas que le paraban el camino. Después de una breve conversación a la vez infructífera e insultante, Rivas mandó a sus soldados abrir fuego para impedir el avance de los estadounidenses que insistían
pasar y una reñida batalla tuvo lugar durante tres horas. Boyd fue abatido y también fueron heridos su sustituto (Morey) y otros oficiales norteamericanos. Los invasores al verse sin jefes, se rindieron tras haber sufrido severas pérdidas.
Este incidente estuvo cerca de provocar que ambos países entraran en guerra.
En
sus correrías por el territorio mexicano, las tropas norteamericanas se apoderaban de ganado que necesitaban y efectuaban numerosas aprehensiones de mexicanos a quienes consideraban sospechosos de villistas, para remitirlos a Estados Unidos, donde muchos
fueron ahorcados o condenados a largas prisiones bajo el cargo, no siempre confirmado, de haber tomado parte en el asalto a Columbus. Las exacciones de las tropas de Pershing originaron manifestaciones y mítines de repudio del pueblo mexicano
a la agresión estadounidense y obligaron al gobierno de Carranza a cambiar de posicion. Carranza acabó protestando por la intervención, e hizo los preparativos para hacerle frente tanto en el terreno militar como en el político
y el diplomático. Entre tanto, Villa asaltó otras poblaciones como en Glen Springs y Boquillas en Texas y Wilson envió más tropas a México, lo que debilitó aun más al gobierno de Carranza frente a la opinión
publica mexicana. Y mientras Carranza ya exigía el retiro de las tropas norteamericanas, Wilson respondió enviando a toda la Guardia Nacional a la frontera.
Para evitar la guerra se iniciaron negociaciones. El Congreso Constituyente se reunió en Querétaro y Washington intentó usar su supremacía militar
para influir en la política interna mexicana pretendiendo establecer condiciones previas para el retiro de la expedición. Las conversaciones bilaterales no prosperaron. Sin embargo, siendo EE.UU. a punto de entrar en la Primera Guerra Mundial,
Wilson temió que Alemania apoyara militarmente a México (tal como lo hizo cuando Huerta estaba en el poder)[3] y decidió el 15 de enero de 1917 reconocer
de jure a Carranza y retirar la expedición punitiva sin haber atrapado a Villa, quien para entonces se había convertido en un símbolo de resistencia nacional contra los norteamericanos lo que contribuyó a acrecentar el
mito sobre su persona.
Después de su fracaso en capturar a Villa, Pershing
regresó a Columbus por el mismo punto que entró (Palomas) con 33 presos sospechados villistas, que fueron internados en la cárcel de Deming, Nuevo México. A estos presos se les reservó un tratamiento duro y se les negó
comida por más de tres semanas causando la muerte de cuatro de ellos por inanición. El abogado Octaviano Ambrosio Larrazolo, quien visitó ocasionalmente la cárcel para entrevistarse con un cliente, vio a los mexicanos sobrevivientes
ya en los huesos y preguntó su identidad. Al enterarse de su nacionalidad pronto acudió a la comunidad mexicana de la población que los socorrió dándoles de comer. Después, este mismo letrado llegó a ser el
fiscal del estado y más tarde gobernador y fue el primer Senador de origen mexicano en EE.UU. En ambos cargos, obró por ayudar a este grupo de sospechados villistas. Como gobernador fue él quien les concedió el perdón permitiéndoles
finalmente regresar a su país.
La Expedición Punitiva fue la última acción de la
caballería montada del Ejército estadounidense e, irónicamente, también fue el primer entrenamiento militar en emplear vehículos mecanizados, lo que demostraría ser más una preparación para la Primera
Guerra Mundial. Además de todos sus camiones, automóviles, motocicletas y carros blindados, Pershing también empleó dirigibles y aviones en su propósito implacable de encontrar a Villa. La leyenda dice - según está
grabado en un corrido (canción) de la revolución - que las tropas de Villa confeccionaron una bandera americana, se vistieron de soldados norteamericanos y se estacionaron en un lugar estratégico sobre el cual sabían que uno de
estos aviones volaría. El piloto, pensando que estaba viendo una unidad norteamericana, aterrizó y fue inmediatamente arrestado. Villa entonces usó el avión capturado para espiar a los propios norteamericanos.
La mayor parte de las fuerzas estadounidenses se retiraron en enero de 1917. Pershing reclamó públicamente
que la expedición fue un éxito, aunque se quejó en privado que el Wilson le había impuesto demasiadas restricciones que hicieron imposible para él cumplir a su misión. Admitió haber sido "burlado y engañado
todo el tiempo…" y que "…cuando se escriba la historia verdadera, no será un capítulo muy inspirador para los niños en edad escolar, o incluso para los adultos a contemplar. Habiendo sido precipitados entrar
en México con la intención de comer a los mexicanos crudos, hicimos marcha atrás a la primera repulsa y ahora nos escondemos como un cachorro batido con la cola entre las piernas”.
A finalizar la expedición punitiva, el General Pershing fue nombrado comandante de la fuerza expedicionaria estadounidense en Europa (AEF), en la Primera
Guerra Mundial. El General y posteriormente comandante supremo de las tropas de los Aliados en el Frente Occidental del Teatro Europeo en la Segunda Guerra Mundial y trigésimo cuarto presidente de Estados Unidos, Dwight D. (“Ike”)
Eisenhower, y el General George Smith Patton Jr., apodado “General Super Duck” (campañas de Norte de África e Italia, Normandía, Lorena, Ofensiva de la Ardenas…),
tuvieron su prueba de fuego en esta expedición, en la cual participaron cuando tenían el grado de tenientes. Tampoco ellos lograron capturar a Villa.
El balance sobre la Expedición Punitiva fue enorme sobre la situación política mexicana. A corto plazo el ataque resultó benéfico para Villa, casi de la manera
como él pensó. Durante muchos meses - mientras que Carranza parecía incapaz de expulsar a las tropas norteamericanas - Villa se convirtió en el símbolo de la resistencia nacional. Todavía volvió a capturar
a Chihuahua y la retuvo en contra de las fuerzas carrancistas. También es de resaltar que los movimientos opositores cobraron nueva fuerza. Por ejemplo, el puñado de 500 hombres con los que Villa atacó Columbus aumentó considerablemente
a finales de 1916 a más de diez mil efectivos. Asimismo, Emiliano Zapata contraatacó y en febrero de 1916, mes en el que las tropas estadounidenses salieron del país, dominaba el estado de Morelos.
Venustiano Carranza, también, fue profundamente afectado por el ataque, aunque no de la forma funesta en que Villa
había esperado. Las relaciones México-norteamericanas se deterioraron, deteniéndose precisamente poco antes de una franca beligerancia. En marzo de 1916 Wilson impuso un embargo de armas a México, que mantuvo hasta la caída
de Carranza en 1920. Este último, privado de la posibilidad de adquirir armamento y financiamiento fáciles y desalentado por su incapacidad para expulsar a la Expedición Punitiva, buscó un acercamiento con Alemania que
continuó aun después de la salida de México de las tropas de Pershing. Entretanto, Villa se enfrentó a Carranza severamente zarandeado y sobrevivió a cinco duros y salvajes años de guerra de guerrillas, hasta que Carranza
fue derrocado en 1920 y Villa hizo la paz con sus sucesores.
Un beneficio posterior a la incursión, fue la recepción
por Villa, de varios ataúdes llenos de armas embarcados desde Alemania, lo que hizo resurgir la cuestión: “Qué papel, si alguno, jugó Alemania en la decisión de Villa de atacar Columbus?”
En mayo de 1915, Dernburg, el jefe de la propaganda alemana en los Estados Unidos - sin consultar al embajador
alemán conde Bernstorff - sometió al almirante Henning von Holtzendorff un plan para utilizar a Villa con el fin de provocar la intervención de los Estados Unidos en México. Se le señaló que la invasión de México
detendría el envío de armas de los EE.UU. a sus aliados europeos y desviaría la atención de los norteamericanos del escenario de la primera guerra mundial.
Aunque el 28 de marzo de 1916, (pocas semanas después del ataque), Alemania declaró de no haber estado involucrada en la incursión de Villa a Columbus, esto no elimina totalmente la
posibilidad de la responsabilidad alemana o de la participación de alguno de sus agentes en el ataque. En efecto, existen algunos indicios de que Sommerfeld[4] estuvo en contacto con
Villa antes y después de la incursión a Columbus.
Si el ataque de Villa puso en serio peligro la precaria
independencia de México, el fracaso de la expedición punitiva hizo mucho para reparar ese daño. A fin de cuentas convenció tanto al pueblo como a los militares norteamericanos que una futura intervención norteamericana en
México sería más difícil y costosa de lo que se había supuesto.
También la violación
del suelo mexicano provocó una ola de indignación y expresiones de solidaridad con el pueblo mexicano en varios países de América Latina y despertó las sospechas de los pueblos sudamericanos hacia las políticas
norteamericanas.
En conclusión, la “Expedición Punitiva” - una de
las cacerías más costosas jamás concertadas para buscar a un solo hombre - fracasó estrepitosamente. La persecución norteamericana se convirtió, según el cadémico John Mason Hart[5]
, en una búsqueda bufa por desiertos descaminados, durante la cual se vieron sometidos a acosantes ataques de parte de los villistas, una vez que estuvieron bien en el interior de México. Los estadounidenses cayeron al fin en
la cuenta de la locura de su misión.
Dr.
Angel ANGELIDIS
ex-Consejero del Parlamento Europeo
encargado de los Asuntos Agro-alimentarios y Forestales
Bruselas, septiembre de 2013
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[1] La ametralladoras Gatling tenían seis cañones rotativos capaces de efectuar
hasta 6.000 disparos por minuto, con una velocidad inicial de los proyectiles de 1.030 metros por segundo.
[2]
El 14.05.1916, el teniente George S. Patton se acercó al Rancho San Miguelito cerca de Rubio, en Chihuahua en la busca de maíz. Este Rancho pertenecía a Julio Cárdenas un villista de rango importante. Con un destacamento
de quince hombres y de tres carros blindados Dodge del Regimiento 8 de caballería, Patton atacó el Rancho y el mismo abatió Cárdenas y dos de sus hombres. Patton llevó los cadáveres de los villistas abatidos
al cuartel general de Pershing en Colonia Dublán. Pershing le felicitó y le apodó "el Bandito".
[3]
Desde 1914, Estados Unidos había pospuesto una muy posible intervención armada en Europa. Empero los sucesos del 7 de mayo de 1915 alertaron a Wilson, cuando el Lusitania fue hundido por un submarino alemán en las
costas de Irlanda y en donde perecieron 123 estadounidenses, entre ellos el millonario Alfred Vanderbilt, además de que el buque transportaba más de 420 millones de balas destinadas a los aliados. El 21 de julio de 1915, Wilson pidió a
sus secretarios de Guerra y Marina que establecieran programas de expansión para las fuerzas armadas, por lo que se comenzó la construcción de buques de guerra, cruceros, destructores y submarinos. De manera paralela, Wilson tomó
medidas para otorgar nuevos créditos a los aliados con el fin de reactivar el comercio exterior. En marzo de 1916, Estados Unidos se estaba preparando para la guerra, cuando ocurrió el ataque de Villa a Columbus. En el mismo mes, un submarino
alemán hundió al vapor Sussex, por lo que nuevamente las tensiones entre Alemania y Estados Unidos subieron de tono. El 12 de diciembre de 1916, Alemania propuso la paz a Estados Unidos, pero fue rechazada, por lo que reanudó la guerra
submarina sin límites a partir del 8 de enero de 1917. A comienzos de febrero de 1917, Wilson declaró rotas las relaciones diplomáticas y solicitó al Congreso que se armaran los buques mercantes estadounidenses. Sin contar con la
aprobación del Congreso, Wilson dio a conocer el 26 de febrero de 1916 un telegrama del ministro de Relaciones Exteriores alemán, Arthur Zimmerman, y que era dirigido al embajador alemán en México. El mensaje, interceptado por la
inteligencia británica, proponía al gobierno de Carranza formar una alianza conjunta en contra de Estados Unidos, a cambio de apoyo financiero y la recuperación de los territorios perdidos en la guerra de 1847. El 14 de junio de 1917,
Wilson hizo la declaración de Guerra por la libertad y la justicia. Dos millones ochocientos mil hombres pasaron a formar parte del ejército profesional, entrenado en su mayor parte en el sur del territorio estadounidense. El general John “Black
Jack” Pershing —el mismo que no encontró jamás a Villa— fue nombrado para encabezar las Fuerzas Expedicionarias Norteamericanas (AEF). Los primeros soldados estadounidenses arribaron a Francia en junio de 1917.
[4] Felix A. Sommerfeld era un agente secreto alemán que operó en México y los EE.UU. entre 1908 y 1919.
Fue el jefe del servicio secreto mexicano durante la presidencia de Francisco Madero y trabajó como diplomático y comprador de armas para Venustiano Carranza y Francisco Villa. También fue encargado de los aspectos mexicanos de la estrategia
militar alemana en Norteamérica entre 1914 y 1917.
[5] John Mason Hart, "El México revolucionario.
Gestación y proceso de la Revolución mexicana", trad. de Manuel Arbolí, México, Alianza Ed., 3ª ed., 1992.